Conferencias Rosacruces

 

Frater Roberto Ruggiero Grimaldi

 

Roberto Ruggiero Grimaldi (1910-1997)

 

Lograr una compasión más profunda, para alcanzar la Iniciación.

 

            Más que expresar con palabras, más que decir, es esta oportunidad quisiéramos hacerles sentir, cuál es la forma verdadera de llegar al verdadero entendimiento.

            San Pablo fue una expresión de vigor y decisión, pero sobre todo de sacrificio. Los grandes seres que acompañaron al Cristo dejaron ejemplos vivos, que, pasa el tiempo y a pesar de ser recordados y repetidos, no siempre son bien entendidos. Ahora, en el Siglo XX, estamos haciendo una revisión. Necesitamos hacerla.

            San Mateo repitió palabras del Cristo: “Bienaventurados los puros de corazón, pues ellos verá a Dios”. ¿ No es lamentable que estemos tan alejados de esta realidad ? Estamos alejados porque no hemos entendido estas palabras. Las hemos repetido a través de los tiempos, pero no nos decidimos a aplicarlas. Posiblemente no las llegamos a sentir, lo cual debería ser nuestra preocupación mayor.

            Hay hechos extraordinariamente graves que se repiten en el mundo y que confirman lo expresado, como el caso calificado por Ramón del Valle Inclán como “vergüenza zoológica”, recientemente aparecido en la prensa. En el interior brasileño, buscadores de piedras preciosas, mineros con sus familias, fueron arrasados por personeros de una empresa seudo-colonizadora. Resultado, 300 seres sacrificados y, según las denuncias, rociados con combustible y quemados vivos, cualquiera fuera su sexo o edad.

            ¿Qué hemos entendido en estos veinte siglos? Los temas rosacruces nos llaman a la reflexión, a un cambio de la naturaleza humana, que se desenvolvió, hasta ahora, erróneamente. Los niños juegan y se lastiman con sus travesuras. Hemos sido un poco parecido a los niños a través de los tiempos. Ahora que nuestra mente ha llegado a una cierta culminación, demostrada por las realizaciones de la ciencia, con su brillante adelanto, todavía los hechos nos demuestran que no es suficiente el sendero intelectual y que la humanidad tiene que alcanzar definitivamente algo más verdadero, más completo: la transformación de los sentimientos, lo que tanto cuesta!

            Hemos pasado bajo la hegemonía del signo zodiacal Piscis, en el cual aún nos encontramos, aunque estamos recibiendo ya influencias nuevas, que están dando como resultado la revolución de ideas que vemos hoy. Los aspectos que hemos recibido durante 2.000 años no los hemos aprovechado. Fue previsto que el distanciamiento humano, en su terrible egoísmo, llevaría a hechos increíbles, como la matanza que acabamos de mencionar. En un reiterado esfuerzo para ayudar a la humanidad, los nuevos aspecto tienden a disolver esa barrera creada tan equivocadamente.

            La nueva ayuda es parte del Plan Divino en ejecución, que siempre fue llevado adelante, pero en vista de errores como el que señalamos, no lo desestimemos. Se cumplió igual, tan cuidadosamente, que llevó a la humanidad a una etapa, la actual, en que se enfrenta a sí misma. A pesar de las circunstancias por todos conocidas, el desarrollo de la conciencia siguió su proceso, y hoy nos estamos inevitablemente enfrentando a ella. Si el Plan de Dios hubiese sido hacernos autómatas, nos hubiese creado perfectos, pero la sabiduría del Creador va mucho más allá de una concepción tan errónea.

            El Plan de Dios busca crear seres inteligentes y sabios, a través de el libre albedrío y libre desenvolvimiento, procurando que se manifieste la sabiduría a través de una inteligencia paralela a un sentimiento superior, que es el déficit que estamos acusando. Entendemos, pero todavía no hacemos. Tenemos dificultad en ir sublimizando escorias que se fueron acumulando y, permítasenos expresiones claras, que pretenden ser útiles; - nunca pretendemos levantar juicios o críticas - debemos despertar una mayor decisión dentro de cada uno; debemos cultivar inquietudes para el progreso; debemos independizarnos de falsos atractivos materiales que nada construyen y que son satisfacciones de vanidades pasajeras que crean falsos hábitos, que después nos cuesta enormemente corregir y sublimizar. La vida material es necesaria, porque sin la experiencia no cultivamos valores. Podemos imaginar hacer tal o cual cosa, pero si no lo probamos en los hechos, no sabemos si realmente estamos imaginando bien, y si somos capaces de hacerlo.

            Nuestra voluntad es probada permanentemente, porque tomamos decisiones que creemos que son terminantes y sin embargo comprobamos que no siempre las llevamos a cabo. No siempre ejecutamos lo que la meditación y el sentimiento nos dictan. Estamos hechos todos, como criaturas conscientes y responsables, pero permítasenos el término, estamos hechos un poco a medias, todavía. Con esto no estamos disminuyendo al género humano. Estamos procurando explicar por qué se realizan tantos absurdos contra la razón y contra el sentimiento.

            El mundo no es de otros. El mundo es nuestro, de cada uno de nosotros y nos preocupa a todos los que buscamos el adelanto espiritual, la parte que cumplimos. Por eso es el empeño en procurar entender para desenvolvernos un poco mejor cada día. Después de meditarlo, tenemos que aceptar tácitamente, como un hecho irreversible, que debemos comenzar a hacer una cierta mejora, un cierto pulir en nosotros mismos.

            Recordemos el simbolismo del Ave Fénix (mito egipcio), que se levanta de la cenizas después de haber sido consumida. Esta leyenda, con sentido espiritual, fue presentada por seres verdaderamente sabios. El hermosísimo plumaje, de colorido sin igual, (los placeres) esa belleza aparente, tenía que ser consumida por el fuego, como tiene que ser consumido por penas, por dolores y por tristezas, todo lo que hayamos acumulado por equivocación. Los bajos deseos deber ser trasmutados, para que no quede nada de la naturaleza inferior.

            No siempre aceptamos las condiciones que la Ley de Consecuencia, de causa y efecto, nos dicta a cada uno. Es común que nuestra vida esté salpicada de hechos que nos producen contrariedad, sorpresa, desagrado; que nos hacen sufrir, aunque no nos impida una cuota de felicidad. Cuando son hechos que surgen en nuestro sendero en la vida, y que nos resulta fácil deducir que es mandato superior que así suceda, ¿ cómo no nos detenemos a meditar y a buscar, no analizando los efectos que recibimos sino las causas que los pueden producir ? Aquí debemos detenernos. Cuando oramos, nos estamos dirigiendo al Ser Superior, todo Poder, que nadie, ser humano, puede ver, porque todavía no es posible. Pero vemos Su obra, y por ella reverenciamos al Creador y hacemos oración. Paralelamente, debemos meditar sobre hechos. no hechos agradables, que son efímeros, incluso la alegría, que aunque es un alimento que verdaderamente precisamos, que nos fortalece, no nos deja lo que el dolor y el sufrimiento, un sabor amargo que nos cuesta eliminar. En lo que nos cuesta es en lo que debemos detenernos a meditar, no en lo efímero y pasajero.

            No olvidemos que la existencia tiene una razón: la gloria de permitirnos crecer; la belleza de hacernos mayores; el ideal de que la familia humana llegue a alturas que, estándonos reservadas, aún tenemos que alcanzar. Y si tenemos ante nosotros ciertos tropiezos, ciertas contrariedades, ¿por qué no les sabemos dar su verdadero significado, como advertencias que nos son amablemente dirigidas? Los cielos nos quieren llevar junto a ellos, porque esa es la meta. No somos seres de la Tierra. La Tierra es una patria prestada, una madre que nos adopta provisoriamente, temporalmente. Cielos de glorias infinitas, en donde vibra una nota de Amor que no conocemos en la Tierra, porque es un amor inegoísta (no es un amor de posesión: es un Amor de construcción y de armonía) esperan a la humanidad. Pero para que la familia humana no se detenga indefinidamente en los espejismos de la vida material, nos colocan ciertas piedras de tropiezo, para hacernos reflexionar y decidir por un cambio de necesidades, de perspectivas; para hacernos crecer a través del desenvolvimiento de cualidades que existen en cada uno, latentes, para ser desarrolladas.

            Dios Creador es perfecto y supo dejar en la criatura humana, como chispa divina, todos los valores a Su igual. Corrientemente se desestiman las palabras bíblicas, por muy repetidas, como dijimos, y muy conocidas que ellas sean. ¿Quién se detiene ante la notable afirmación “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”? Y cuando se hable del hombre, es un expresión que quiere abarcar al género humano. ¿Nos detenemos acaso a pensar que se ha depositado en cada una de las criaturas, sin excepción, los valores del creador? No lo hacemos. No somos hábiles siquiera para alimentarnos con esta tremenda verdad, la cual, de hacerlo, nos sacudiría definitivamente y nos decidiría a ser lo que siempre deberíamos haber sido.

            Nos explicaremos mejor. La separación entre los seres humanos por medio de cuerpos físicos fue indispensable para conseguir el desenvolvimiento de valores individuales, pero es temporal. El ser humano forma parte de un conjunto, de una unidad que deberá continuar en el futuro, como tal, a pesar de que no se perderán los valores individuales. Hoy, nos encontramos en cuerpos independientes; pero no nos debemos dejar engañar por las aparentes realidades de un mundo material, que nos parece demostrar que estamos separados. Esto en una tremenda irrealidad, porque la separación es apenas circunstancial, terminada la cual pasaremos a la verdadera realidad, a la unidad con el Todo, en mundos de realización inegoísta que trabajan para que los hombres se capaciten y puedan algún día actuar en ellos. No se puede actuar en etapas realizadoras, creadoras, superiores, sin la capacidad mínima que las mismas exigen. ¡Qué lejos estamos de ser capaces de colaborar en un Sistema Solar como el nuestro! Trabajamos y nos desenvolvemos en nuestra área, la Tierra, pero ésta es una etapa un tanto elemental, en relación a actividades creadoras cósmicas.

            La inmensidad del Universo, organismo vivo, nos muestra una grandiosidad de la que formaron parte, pero en la que no podemos ser un factor activo todavía. Nuestra actividad ahora, en estos momentos, está dirigida a nuestra propia realización. Pero no nos sintamos frustrados ni incapaces; sería una derrota inmensa el creer que no podemos adelanta y alcanzar otras alturas, una derrota que no debemos admitir. Tenemos que sentirnos capaces. Recordemos que forma parte de nuestra realidad el hecho de que podemos realizar todo aquello que nuestra imaginación puede alcanzar de bien. Aquí está el secreto de la vida y capacidad humana.

            Todo lo que el ser humano, a través de su mente actual, puede imaginar de bien, todo, lo podrá realizar. La Tierra, como otros planetas de nuestro sistema, no es solamente la parte física: sabemos que tiene alrededor una actividad vital, un Mundo de Deseos y un Mundo Mental. Pero momentáneamente, no tiene nada más. Nuestra mente, tan extraordinaria que nos permite ser el reino privilegiado, está alimentada por un mundo limitado, que es el Mundo Mental. Todavía, nuestra mente no es capaz de alcanzar otro alimento más allá de este Mundo Mental, que está trazado (como el Mundo de Deseos), para una etapa preliminar educativa.

            El ser humano se está educando y su imaginación está conectada a un mundo que está trabajando con esa finalidad. No siempre las palabras pueden ser tan completas como para expresar la realidad, y para poder explicar mejor la verdad a que nos hemos referido, recordemos que todo lo que imaginaron los grandes pensadores de todos los tiempos, todo, va siendo realizado. Si tenemos tantas posibilidades, no nos detengamos. Continuemos alimentando lo que será el verdadero ropaje de nuestro espíritu; continuemos acumulando las sustancias del bien, del desprendimiento, del desinterés, para alimentar esas vestiduras, que sólo lo hacen con esa naturaleza de hechos. Nosotros vestimos nuestro cuerpo físico, pero tenemos que vestir, además, nuestro propio espíritu, que tiene que completarse.

            El proceso de la vida de la Tierra va llevándonos paulatinamente a dejar lo innecesario y a buscar lo superior. De esta forma, hay un proceso anímico, de crecimiento, que no tenemos que desestimar. Si el hombre, en verdad, aún presenta aspectos negativos, debe presentar también, para balancear, los aspectos positivos construidos por un sentimiento sublime, logrando una compasión más profunda por toda la humanidad, que le servirá para ir revistiendo su interior, capacitándose, así, a alcanzar etapas prometidas para el futuro; etapas que, quienes se nos adelantaron, ya las viven. Cuando hablamos de Hermanos Mayores, estamos hablando de seres que forman parte de nuestra humanidad pero que, por un entendimiento y por un sentimiento más completo, ya alcanzaron a independizarse de las cadenas del renacimiento. Goethe afirma esto y más aún cuando expresa que “aquel que aún no comió pan con lágrimas, ni pasó la noche en vela esperando el amanecer, no sabe de los poderes celestiales”; pero algún día prenderá a independizarse de las cadenas que lo atan al renacimiento.

            Los pasos en la iniciación no son fantasía de escritores que se ponen a imaginar y a escribir para vender libros, con finalidad, comercial. La iniciación es posible para todo el que lo quiera. Pero el ser humano, como creador en potencia, tiene que completarse. Para alcanzar todo lo que tiene hoy, tuvo que seguir un proceso, en el que le eran aportados etapa a etapa, y gradualmente, los elementos de que hoy dispone; en otras épocas, como no disponía aún de ellos, no había alcanzado todavía conciencia. Ha pasado etapas de verdadera construcción creadora, a través de períodos que cumplieron esa función de traer al ser humano, de un cuna totalmente inconsciente, a la conciencia de que dispone en la actualidad.

            El desenvolvimiento humano desde el nacimiento es una recapitulación que nos hace ver leyes espirituales que se cumplieron a través de los tiempos. La inocencia infantil es la inconsciencia primera del ser, que al entrar en las arenas de la evolución, fue despertando y cultivando conciencia a través de los tiempos. Pero como ese es un proceso bellísimo, creador, el ser humano tiene, en esta etapa, que alcanzar a vivir plenamente consciente y conocerlo a través del aprendizaje que realiza cuando alcanza la Iniciación. Tiene que aprender conscientemente cómo se devuelve el proceso creador, a través de una Evolución.

            Y cuando se habla de pasos iniciáticos, le damos el siguiente sentido: aquel que realmente consiguió equilibrarse, que realmente alcanzó las cualidades que exigen las circunstancias, primero es invitado a salir de su cuerpo. Esto no es ningún misterio. Sólo requiere saber hacerlo; cuando el discípulo está pronto, el Maestro aparece y le da la instrucción, le enseña a entrar y salir de lo que es nada más que una casa común, pero que nos aprisiona hasta que no tengamos el derecho de poseer su llave de entrada y salida. Esto es adelanto: no nos neguemos al derecho de alcanzarlo. El Bautismo iniciático, como nosotros lo entendemos, nunca se realiza en la Tierra; nunca es un ceremonia y nunca otorga un diploma. Todos aquellos movimientos que se tildan de iniciáticos, por el mero hecho de ponerse tal nombra, demuestran que no lo son. La Iniciación no es ningún trámite terreno. Cuando la luz del ser, esa luz producida por su comportamiento se manifiesta; cuando el aura que todos los seres tienen, merced al buen comportamiento del ser se envuelve en Luz, la cual no es más que una consecuencia de nosotros mismos, el Maestro se presenta y enseña.

            La Primera Iniciación consiste en salir y entrar del cuerpo a voluntad, sin ninguna clase de peligros. Esto lo decimos porque las drogas y los métodos indirectos dan resultados tremendamente peligrosos. Todas las experiencias con drogas son una contraindicación al progreso, que producen grandes desequilibrios, por no ser métodos racionalmente ciertos. Pero el que a través de esfuerzos continuos transformó su vida en un sacrificio de bien, que ama a sus semejantes como a sí mismo, ese se ilumina y a ese se le da la oportunidad de entrar y salir, y entonces comienza una sucesión de hechos que enumeraremos rápidamente. En una Primera Revolución del actual Período Terrestre, se recapituló lo que se realizó en el Período de Saturno, en el que, mientras otros grupos de adelantados culminaban, la incipiente humanidad se envolvía en un velo que sería su cuerpo físico, y esto es enseñado en la Primera Iniciación, como se procesó.

            Una Segunda Revolución se enseñaba en una Segunda Iniciación. en la que se muestra al discípulo cómo Poderes Creadores saben vitalizar un cuerpo inerte; cómo la materia adquiere vida a través de un cuerpo que lo vitaliza. Esta es la creación de vida que persigue la ciencia desde hace mucho tiempo, pero que por ahora no les será concedida. No hay un nivel suficiente que permita que se alcance esa conquista. Para alcanzarla se precisa una finalidad como la que persigue el Creador: purísima, superior. Pero se está educando a la humanidad para que eso sea posible. Hay nueve posibilidades, en Iniciaciones Menores, a la espera de todos.

            Una Tercera Iniciación recapitulada el esplendoroso Período Lunar, de un tal adelanto, que hizo que los Ángeles culminaran en plena sabiduría y que la Humanidad tuviera un Cuerpo de Deseos para incentivar a la acción. Se enseña cómo se puede desenvolver ese impulso que hace que cada uno pueda adquirir experiencia, sin la cual no hay resultados, no hay crecimiento anímico. Actualmente, el reino vegetal espera esa posibilidad, futura, pues por ahora no puede crecer anímicamente. Un reino animal ya cuenta con un Cuerpo de Deseos que, aunque limitado, le hace desear, querer y sentir; es proverbial que, en los mataderos, cuando los animales son conducidos al sacrificio, muestran comprender y sufrir porque ya sienten que les van a quitar la existencia. Es un cierto grado de adelanto. Pero el grado mayor adquirido por la humanidad que alcanzó un estado mental es enseñado en parte en una Cuarta Iniciación Menor, que enseña el proceso que realizó todo el actual Período, ya el cuarto y en la mitad de su transcurso.

            La Quinta Iniciación será reservada a la enseñanza de lo que tendremos que alcanzar hacia el final del actual Período Terrestre.

            Cuatro iniciaciones más seguirán para iluminarle sobre el asunto. Toda esta preparación es para que la actual humanidad alcance, en un período inmediato posterior, la posibilidad creadora, y en el cual comenzará a manifestarse el ser humano semejante a Dios.

            El iniciado, en medio de la noche alcanza, (saliendo de su cuerpo) a ver la estrella de Luz, que es el Cristo, guiando al adelanto y al progreso. La “Estrella de Belén” está en forma permanente. No es un astro físico; no es una estrella que pueda ser percibida por un telescopio. Es una estrella espiritual producida por la Luz de un Maestro de los Maestros, como el Cristo, el mayor Arcángel del Período Solar. El Cristo, como guía para todos los seres, con su sacrificio - que lamentablemente no es entendido -, permite que la evolución siga siendo posible para todos sin excepción. Esto es una realidad sobre la que tendríamos que meditar. El Cristo, Alma compasiva, por Amor inició y continúa Su sacrificio para que la familia humana, para que todos sin excepción, puedan recibir lo necesario para seguir la Evolución, a pesar de todas las arbitrariedades que hoy contemplamos en el mundo y que construyen una barrera que Él procura destruir. Un Salvador aparece cuando los momentos son más oscuros y tenebrosos. Es el caso del Cristo. Él, con su esfuerzo, año a año, presentándose hasta penetrar el interior de la Tierra y desde su propio centro irradiar todo Su Poder para purificarla, para corregirla y limpiarla, posibilita que la sustancia de poder espiritual superior se acerque a todos los seres humanos para que, a través de los tiempos, consiga transformarnos en mejores, en más útiles a nosotros mismos y a los demás. Pero Él nos da muestra de compasión.

            Para terminar, les diríamos que es esto lo que nos está faltando. Consigamos desenvolver en nosotros mismos la compasión de la que el Cristo es un ejemplo vivo. Si Él nos da esa muestra, lo hace con el deseo de que lo imitemos. La compasión es producto de un alma noble que siente el dolor de los demás y procura servirlos, ayudarlos, acompañarlos, uniéndose al que necesita. Ese es el principio. Amor y unión que a todos nos hará cambiar.

 

 

13/12/79.

CONFERENCIAS ROSACRUCES

 

 

 

 

 

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