Conferencias Rosacruces

 

Frater Roberto Ruggiero Grimaldi

 

Roberto Ruggiero Grimaldi (1910-1997)

 

El jinete del caballo blanco.

 

 

XI

    Entonces vi el cielo abierto; y he aquí

un caballo blanco, y el que lo montaba

se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia

juzga y pelea.

XII

    Sus ojos eran como llama de fuego, y había

en su cabeza muchas diademas; y tenía

un nombre escrito que ninguno conocía,

sino él mismo.

XIII

     Estaba vestido de una ropa teñida de

sangre; y su nombre es: El Verbo de Dios.

XIV

    Y los ejércitos celestiales, vestidos de

lino finísimo, blanco y limpio, le seguían

en caballo blancos.

XV

    De su boca sale una espada aguda, para

herir con ella a las naciones, y él las

regirá con vara de hierro; y el pisa el

lagar del vino del furor y de la ira del

Dios Todopoderoso.

XVI

     Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito

este nombre: Rey de Reyes y Señor

de Señores.

Versículos 11 al 16, Cap. 19 del Apocalipsis

 

 

Queridos amigos:

Que las rosas florezcan en vuestra cruz.

Tenemos elegido para el día de hoy, versículos 11 al 16, Cap. 19 del Apocalipsis, que vamos a analizar y tratar de interpretar.

            De vez en cuando recurrimos, en nuestras lecturas bíblicas, al Apocalipsis, aunque es la parte más difícil del Nuevo Testamento.

            San Juan, el Evangelista, que lo escribió, lo hizo cuando estaba aún envuelto en la luz que había recibido. Entonces, no manifiesta una enseñanza simple, sino que procuró y consiguió ofrecer la enseñanza mayor. Lo hace, entretanto, en clave. Nos dice que un jinete vestido y de caballo blanco, acompañado de una hueste de caballeros también en caballos blancos e investidos de finísimo lino, sin embargo, su ropa estaba manchada en sangre, y de su boca salía una dura espada, pronta para herir a los pueblos y juzgarlos con severidad. Son  expresiones que no parece que combinen: primero, la blancura de sus trajes de finísimo lino, y después la dureza de una espada pronta para herir, y sus vestes manchadas de sangre.

            Al escribir así, creemos que San Juan quiere llamar la atención y enseñar. Cuando habla de una espada, que emerge de una boca, nada menos que del “Verbo de Dios”, tiene un significado muy especial Se refiere a una energía positiva, no humana, sino celestial; el resultado de una mente no humana sino superior, pronta a usar todas sus fuerzas para corregir. De ahí vienen las manchas de sangre. Corregir por las guerras, por los enfrentamientos humanos. Deben tener mucho cuidado en no suponer que impulsaba las guerras, que creaba los conflictos. Por lo contrario. Nunca de lo superior se prepara ni se desea que los seres humanos se enfrenten. Todo lo que es conflicto humano es creado por la propia humanidad; por no entender, por no comprenderse a sí misma ni a los demás. ¿Las huestes superiores, entonces, qué hacen? Planteado el conflicto por los humanos, procuran que en el mal creado se aproveche una lección: sacar lo bueno. Entonces, sí, dirigen los resultados y se manchan de sangre. Pero no es la sangre que ellos provocaron, sino la que la humanidad provocó.

            Es claro el concepto. El Verbo de Dios pronto a corregir para ayudar, para que la humanidad salga de un mal comportamiento y se enfoque hacia un entendimiento superior. La energía positiva es la energía constructiva; la mente superior es la que busca lo ideal, pero la mente humana no es superior ... todavía. Está supeditada a pequeños conflictos del momento; es una mente relativa, circunstancial.

            Los tiempos continúan para que vayamos haciendo un entendimiento diferente, y al fin consigamos desarrollar esa energía positiva, que está aguardando ser desarrollada. Todos y cada uno tenemos dentro de sí, las mismas posibilidades; evolución quiere decir oportunidad igual de desenvolver, de cultivar. Es decir: en lugar de vivir en forma apática y dejar pasar los días, ocuparnos activamente de lo que son nuestras labores, nuestras actividades; aceptar activamente la labor que el mundo nos proporciona, sea cual fuere en el momento. El actuar activamente es actuar positivamente, con la alegría de ser, con la alegría de saber hacerlo y con la inteligencia de saber optar entre lo bueno y lo equivocado; lo que corresponde y lo que no. Estamos originando - todavía por nuestra indecisión, porque aún no hemos llegado a comprendernos a nosotros mismo en lo que realmente somos - estamos provocando los conflictos que conocemos. Planteados por los seres humanos, las huestes superiores procuran que los resultados sean una lección provechosa. Se manchan ellos en conflictos del mundo, cuando están por encima del mundo. Pero se manchan por el Amor de querer ayudar, de querer colaborar. Y si surge - según la expresión bíblica - de la propia boca de un Verbo de Dios una espada dura pronta a herir y corregir, es nada más que el empleo de una energía positiva que quiere construir, que quiere ayudar, y de una mente superior que busca lo eterno, lo inmortal, y no lo circunstancial. No nos extrañemos de todo el lenguaje del Apocalipsis, que es no solamente simbólico, sino también enormemente profundo.

            Rey de Reyes: nada es la categoría humana ante la categoría celeste. Un Verbo de Dios lleno de diademas - según la expresión - conquistada por el trabajo realizado. No existen en la Creación, dádivas ni casualidades. Todo es consecuencia del hacer; del hacer hoy, mañana y siempre. En el hacer bien se van adquiriendo cualidades, facultades y poderes, que se van concediendo a todos aquellos que demuestran que los emplearán bien. La única duda que surge cuando alguien obtiene una facultad, es saber si la va a usar bien. Cuando la humanidad esté dispuesta a usar bien todas sus posibilidades, se le brindarán entonces ocasiones sin fin de realizar y transformar, lo que aún estamos teniendo en forma desordenada en nuestro mundo. Nuestro mundo es entera responsabilidad nuestra y nunca de los Cielos; ayer, hoy y mañana, siempre los Cielos ayudarán. Y si este lenguaje del Apocalipsis es aparentemente agresivo, en el fondo no lo es; porque lo que dice, es que ya llegó el momento de ir cambiando las condiciones. Y el juzgar, es el desear que cambien definitivamente las condiciones a lo que siempre debían haber sido. Es un lenguaje superior de un alma envuelta en la luz, que quiere sembrar la luz que recibió. Y como la recibió en forma superior, así también la trasmite.

            Ëstos versículos encierran un significado precioso; no son para despertar temor, sino con el ansia de decirnos que algún día sea innecesario que huestes superiores en caballo blanco y vestidos en finísimo lino blanco, tengan que manchar sus ropas en los conflictos humanos. Esa es la enseñanza; eso es lo que nos ofrece San Juan con esta enseñanza que ya tiene dos mil años ... y vean qué actual todavía! Y será actual hasta que no sea más necesaria; porque la Verdad tiene esta cualidad especial: su vigencia permanente. Cuando algo no resiste al tiempo, duden; cuando es hoy, fue y será, eso demuestra que es permanente y por tanto, cierto. Todo lo que es movimiento humano que no sea verdadero, así como nace perecerá. Pero cuando algo permanezca a través del tiempo, esa es la prueba de la verdad que encierra y la utilidad que representa para el mundo. Porque en el mundo, con el tiempo, desaparece todo aquello que no tenga verdadera utilidad. Todo se transforma; hay un cambio permanente en la economía del Universo. No hay desperdicio y por lo tanto no puede seguir existiendo lo que no tenga utilidad. Si el genio humano aún no llegó a la madurez y produce algo que no es útil, tendrá una vida precaria y desaparecerá. Cuando algo permanezca en el tiempo es la señal de que encierra algo que continúa en vigencia y siendo útil. Así se trabaja para todos nosotros.

            Sentirnos apoyados y acompañados tiene que ser un motivo más de fortaleza, para continuar nuestra labor sin pausas y sin debilitamiento. Seguir adelante, y si algo nos pudiera faltar, sabemos que estamos en constante y perpetua conquista; que lo que nos falte nos llegará como consecuencia del mérito que estamos procurando hacer sabiamente, producir o merecer.

            Recordemos estos versículos y su valiosa enseñanza.

12/5/80.

 

 

 

 

SANTUÁRIO ROSACRUZ MAX HEINDEL

 Fundador: Roberto Ruggiero

 

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