Conferencias Rosacruces

 

Frater Roberto Ruggiero Grimaldi

 

Roberto Ruggiero Grimaldi (1910-1997)

 

La Estrella de Belén y la Navidad

 

            Como sabemos, a través de la Filosofía Rosacruz, el Universo es un medio evolutivo, que está siguiendo un impulso rítmico hacia una meta de perfección. Todo se mueve hacia una finalidad de perfeccionamiento y la fecha que se aproxima de Navidad forma parte de este proceso. En esta época, todos los años, es renovado este impulso para la Tierra, para hacer posible un adelanto espiritual. A seguir, procuraremos explicar en qué consiste, y por qué interviene la “Estrella de Belén”.

            Mucho se ha hablado de esta estrella, porque, astronómicamente, no existió ni existe tal estrella; por lo tanto, se supone que pudo haber sido un cometa o algo circunstancial. En los veinte siglos transcurridos se desenvolvieron muchas hipótesis y opiniones, pero lo cierto es que únicamente el conocimiento espiritual puede dar una explicación al respecto y éste se ha ido abriendo paso y ya está habiendo un cierto entendimiento.

            La Estrella de Belén es un hecho místico, no físico. Si en la época del principio del Cristianismo guió a los Magos - que eran Iniciados - hacia el lugar del nacimiento de Jesús, hoy continúa sirviendo de luz, para todos aquellos que van adelantando en el sendero espiritual. En cada Navidad la Tierra va recibiendo una ayuda espiritual decididamente mayor; si bien el adelanto puede producirse durante todos los meses del año, en esta época de Navidad se recibe una ayuda especial, una dádiva inmensa para el mundo, como consecuencia o resultado de la venida del Cristo a la Tierra. Esta, con Su Luz, representa la Estrella de Belén, que consiguen ver los Iniciados, porque tienen desenvueltas facultades superiores. El Señor Cristo viene en un ámbito de luz, representando el Poder Solar, la fuerza que impulsiona todo el sistema y que está trabajando para hacer posible el  progreso.

            En esta época, el Señor Cristo se sumerge en la Tierra y con su poder espiritual procura purificarla, para que haya mayores posibilidades de superación y sea aprovechado por el espíritu evolucionante. Así, los tiempos han pasado, para poder transformar a los seres. Los tiempos primitivos dejaron de ser, para poner hoy a la humildad en una posición especial, de más posible adelanto; adelanto que está supeditado a determinados factores, y a un evidente cambio.

            Con las permanentes ayudas recibidas, tendría que producirse ahora un cierto equilibrio en el desenvolvimiento humano. El Espíritu está pronto, pero limitado a una imagen compuesta: a lo que ha traído, por ley de Consecuencia, a esta existencia. Como la etapa en la Tierra es para el perfeccionamiento, lo que se trajo como vehículos no son  perfectos y esto reside el problema planteado. Los cuerpos invisible con que cuenta cada uno para su manifestación física tienen que ser mejorados y de allí lo difícil del equilibrio. Conozcan esta causa y aplíquense en tener: paciencia completa y perseverancia. Paciencia primero, para no caer en el pesimismo y persistencia en saber continuar. Nadie está abandonado. Todos están acompañados para que se procese el adelanto espiritual. Los Ángeles, que por amor están al servicio de la humanidad, acompañan individualmente a cada uno o a la familia. También Arcángeles no se separan del género humano, acompañando las razas. Los Señores de la Mente ayudan en el desenvolvimiento de ese elemento precioso que es la mente, que algún día ayudará a la humanidad a desenvolver un poder creador. Por lo tanto tenemos que trabajar, como dijimos, con paciencia y perseverancia. Estamos elaborando o realizando una alquimia y para que ésta y para que ésta sea real, es lenta. Cuando se dice que “los molinos de Dios muelen en forma fina”, nos muestra la persistencia a seguir. Lo que en la Tierra no es perfecto se debe a que no conseguimos todavía controlar nuestro temperamento. Atraemos material inadecuado, como consecuencia de la pasión, de la violencia y del egoísmo. Almacenamos un material inadecuado, que atraemos con nuestro comportamiento, que termina impulsándonos equivocadamente y perjudicándonos.

            El ser evolucionante para desarrollar su centella divina y alcanzar la perfección, necesita ejercitarse y estar alerta consigo mismo: así adquiere mayor experiencia. Cuando Vds. examinan lo que ahora son y revisan para atrás, no se cambiarían por lo que eran veinte o treinta años atrás, con menos experiencia. El buen juicio enseña a modificar causas, corrigiéndolas. Nuestra vuelta a la Tierra tiene esa finalidad, perfeccionante. El que no tenga esa necesidad, no vuelve. Si regresamos es porque algo nos queda por hacer. El triunfo de cada uno radica en saber analizarse y comprender qué debe hacer y hacerlo. Debemos trabajar para conseguir lo que aspiramos. Es una alquimia permanente a ser realizada; es una alquimia sabia, interna, para producir mejores resultados externos.

            Nuestras acciones tienen que ser examinadas cada vez con mayor criterio; no podemos hacer y después pensar. Si queremos llegar a resultados positivos, pensemos con un cierto cuidado. Las precipitaciones no nos ayudan, la reflexión es nuestro mejor amigo.

            Reflexionemos de acuerdo a lo que realmente somos; no nos sintamos apenas como seres de la Tierra, que, aunque funcionando como tales nuestro origen es muy superior. Probemos a reflexionar como si estuviéramos distantes de la Tierra, y miremos los problemas desde lejos. Es una experiencia muy interesante, porque lo que nos parece demasiado grande, gravoso, si lo miramos desde lejos, se reduce y desaparece. Cuando se le invita a pensar como seres espirituales, no se les está engañando, se les está dando una ayuda para que se acostumbren a actuar con mayor acierto, porque la acción recta cuenta enormemente. Nos movemos y adelantamos por la acción recta, producto de mayor experiencia y de mayor conciencia.

            Seamos consciente en la mayor extensión de la palabra y entonces nuestra acción será en consecuencia; no dejemos de ser extremadamente cuidadosos, no cometamos el error de ser indulgentes con nosotros mismos y exigentes con los demás, al contrario: tenemos que buscar el bien en todas la cosas, cuando juzgamos a los demás para debilitar el mal. Muchas veces nos dejamos tentar y no seguimos este principio Rosacruz educativo, de buscar el bien en todas las cosas; si aplicamos esta medida para los demás y al ser más cuidadosos en el análisis y en el juicio, vamos a mejorar en la misma medida para con nosotros mismos. Entonces recibiremos ayuda celestial y ésta llegará desde los Cielos. Al mismo tiempo sentiremos que se produce algo internamente, un crecimiento que va a fortalecernos como Espíritus, por esta nueva actitud. Se espera que seamos celosos de nosotros mismos, de cómo aplicamos nuestra experiencia.

            Todavía, esta acertada conducta, además de darnos un crecimiento espiritual, son méritos para que el trazado de la nueva existencia futura se nos concedan oportunidades mejores. Hoy trabajamos para mañana. El panorama de la nueva oportunidad estará enriquecido con mejores valores. Todo está unido. Existe un magnífico y gran archivo celestial. Todo se regula por un haber que debe crecer. Cuando procuramos llevar la mente hacia el estudio, cuando procuramos incentivar valores mentales acompañados de sentimientos nobles, ideales, es un enriquecimiento que se produce dentro de sí mismo y tiene repercusión directa sobre el nuevo carácter del futuro. El mal temperamento, que nos cuenta controlar, es producto de un desajuste de nuestro cuerpo vital. De la composición y organización de este cuerpo depende nuestro temperamento. Si el cuerpo vital fue construído con deficiencias, no es por fatalismo; es porque el átomo simiente acumuló esas deficiencias, que luego aparecen para procurar que busquemos perfeccionarnos. Al hacerlo, estamos construyendo un mejor temperamento para el futuro, como consecuencia, En el momento de sentir y manifestar buenos sentimientos, Dios está dentro de nosotros, pero tengamos por cierto que, mientras es verdad que Dios está dentro de cada uno, lo está en la medida que seamos capaces de amor para nuestros semejantes. Dios es amor, pero si no amamos a nuestros semejantes, no estará Dios en nosotros. El primer mandamiento da la clave para tener a Dios en nuestro corazón, pero la condición es experimentar amor para los demás; sintiéndolos como parte de nosotros mismos, construiremos para el futuro, mejorando nuestro temperamento. Si, en cambio, nos dejamos dominar por bajos sentimientos, estaremos destruyendo una posibilidad de adelanto. Los reveses no tienen que destruirnos. Tenemos que comprender el medio y aceptarlo como relativo. Estaba dentro del panorama. Sigue adelante el que es realizador, el que tiene devoción en su interior y sabe perdonar, porque comprendió a Dios.

            No extrañen que hemos sido reiterativos; creemos de esta forma ser más útiles.

            Agregaremos: Quien tiene a Dios en su corazón, no teme a nada; consiguió no solamente no temer, sino ser una expresión de cristianismo en la Tierra, tan difícil para la mayoría. Quien así proceda, consigue alcanzar un nuevo nivel espiritual. En consecuencia, pensemos, sintamos y actuemos de acuerdo a la exigencia de esta verdad y no permitamos que las circunstancias del mundo nos venzan, por más difíciles que ellas sean. La Enseñanza Rosacruz procura instruir y preparar a cada uno para su más completo y verdadero triunfo. Trabajemos intensamente y si a veces no vemos los resultados de inmediato, no nos impacientemos, porque si no estamos destruyendo ese adelanto, que tanto ansiamos. La impaciencia es un enemigo del sendero espiritual; debemos conseguir un completo dominio de sí mismo en la Tierra, para luego ir conscientemente a los Cielos. Goethe definió magistralmente esta situación cuando afirmó: “Cuando el hombre adquiere el dominio de sí mismo se liberta de las cadenas que lo unen al renacimiento”.

            La mala conducta y la falta de virtud atan al mundo, a la Tierra y cuando Goethe alude al dominio de Sí mismo lo hace sabiendo que es una condición para el equilibrio en los Cielos. Ejemplo: la violencia en la Tierra repercute en el medio y perjudica al propio ser, lo debilita, lo agota, pero en los mundos invisibles una explosión de carácter, destruye en forma inimaginable, en forma pavorosa.

            Todo esfuerzo está produciendo en cada uno una alquimia. Mientras los éteres químico y de vida, estables, trabajan noblemente, haciendo funcionar y recuperando nuestro organismo físico, los éteres luminoso y reflector trabajan para producir capacidad de desenvolvimiento y conciencia en los mundos celestes, construyendo el “Cuerpo del Alma”. Es el ropaje dorado de los mundos invisibles, la ropa con que es necesario presentarse en los Cielos. Los éteres luminoso y reflector, que son los más difíciles de retener porque son migratorios, están trabajando para producir este ropaje.

            En el pasaje a una nueva etapa superior, que toda la humanidad alcanzará algún día, es indispensable, como lo fueron los pulmones, cuando la atmósfera dejó de ser una neblina húmeda y se tornó seca, como al presente.

            Como han llegado a las actuales condiciones, por anteriores esfuerzos, la Enseñanza les invita a persistir ahora. La época de Navidad es una nueva renovación; se está revistiendo la Tierra con un elemento espiritual nuevo y fresco, producido por el Señor Cristo, para que cada uno también se revista. Eso es Navidad.

            La euforia que experimentamos es el nuevo elemento que impregna la tierra. ese impulso es para que cada uno tenga un revestimiento más puro y sea mejor. Representa un nuevo sacrificio de nuestro Salvador, pero una nueva oportunidad para la Tierra y para todos los seres humanos.

 

 

18/12/75.

CONFERENCIAS ROSACRUCES

 

 

 

 

 

SANTUÁRIO ROSACRUZ MAX HEINDEL

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